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La aprobación del Real Decreto de Autoconsumo: un paso firme y adelante

El pasado viernes el Consejo de Ministros aprobó el Real Decreto 244/2019, que regula el autoconsumo eléctrico en España, cumplimentando así el Real Decreto-Ley 15/2018 de medidas urgentes para la transición energética y la protección de los consumidores.

El mercado español se alinea así con los principios establecidos por el paquete de medidas “Energía Limpia para todos los Europeos” y con la consecución de los objetivos del Acuerdo de París.

Con la nueva regulación, el consumidor se sitúa en el centro de todas las decisiones y se convierte en el responsable, son sólo del consumo, sino también de la producción y venta de su propia energía.

La norma reconoce el derecho al autoconsumo compartido. De esta manera, se abre paso a las comunidades energéticas, en las que consumidores  y autoridades locales se organizan para generar, gestionar y almacenar su propia energía. Una posible solución para los problemas de pobreza energética.

Se abre un nuevo escenario para las instalaciones de hasta 100 kw (de potencia nominal) que conlleva la simplificación del marco administrativo, al reducir los trámites para su conexión y legalización, e introduce una compensación económica simplificada de los excedentes de energía limpia vertidos a la red a través de un sistema de facturación neta.

Si el anterior real decreto había eliminado algunos de los obstáculos, como los peajes a la energía autoconsumida, este continúa dicha labor que quedaba a medio hacer. Por ejemplo, se elimina en muchos casos la necesidad de instalar un segundo contador, que encarecía y podía complicar el diseño e implementación de las instalaciones. Parece lógico, pues si hay ya contadores “inteligentes” que son capaces de medir la energía entrante y saliente, ¿para qué era necesario la instalación de un segundo?.

Se abre la puerta a la posibilidad de diferenciar entre la figura de consumidor y generador en el modelo de autoconsumo. Consideramos esto de gran relevancia para poder conseguir una amplia penetración del autoconsumo en la sociedad y el tejido empresarial español y avanzar así hacia un modelo eléctrico más distribuido. Existirán nuevos modelos de generación y comercialización de energía eléctrica, en el que no será necesario el uso de las redes, con el consiguiente ahorro económico y disminución del impacto visual y ambiental.

Además, se sientan las bases para posibles nuevos modelos de negocio, que ya se están implementado en otras partes de Europa y el Mundo, como por ejemplo el intercambio entre consumidores de la energía eléctrica excedentaria e inyectada a la red. Esto dará lugar e la entrada de nuevos actores, a la democratización de la energía, cosa muy necesaria en un sector tradicionalmente oligopólico, lo que aumentará la competencia y competitividad en beneficio del consumidor.

En definitiva, a través de un marco de actuación, estable y de libre mercado que favorece el desarrollo del autoconsumo, a partir de ahora los consumidores adquieren la capacidad de comprar, generar, vender y almacenar energía eléctrica.

¿A qué consumidor no le interesaría reducir su factura de la luz, reducir la incertidumbre de cuánto va a pagar dentro de un mes o diez años, no depender de un mercado eléctrico opaco controlado por grandes multinacionales y, además, disminuir su huella de carbono, generando y consumiendo energía verde? Esto es posible gracias a tecnologías disruptivas como la solar fotovoltaica y el modelo de autoconsumo.

Aunque todavía queda camino por recorrer, la aprobación de las dos últimas  normativas es, sin duda, un paso adelante que urgía implementar y que, además, era lógico, teniendo en cuenta cómo han y están regulando estos asuntos en otros países de Europa y del Mundo. Ahora queda por ver si el paso es firme y si dejará huella en el país de Europa más afortunado en recurso solar, España.